martes, 24 de febrero de 2009

Día 4: De cuando Getafe no era tan feo o de como alguien logra que no sea tan así

Ay.. las resacas post-concierto sí que son lo peor. Creo que me levantaba con mejor cara cuando se me quedaba la jeringuilla colgando de mi mano aún sabiendo que estaba contagiada de sabe Dios que.. pero en fin, oye, ya que se logra sobrevivir habrá que iniciar alguna acción. Algo así se viene a pensar desde la cama cuando uno está despierto pero no se quiere levantar, y es que  desde había llegado a Madrid creo que no había estado tan quieto en una mañana ni en una tarde y menos en una noche.

Y esa mañana, a pesar de todo, si hubo movimiento. Mi amiga de piso se dispuso a arrancar una cita de una amiga en la Universidad Complutense y allá se tuvo que ir. Pero la citación acabó por fracasar por discusiones de especial relevancia como que si una quería ir con unas amigas a Moncloa y la otra no y una tira y la otra no afloja y al final.. ni amiga ni leches.. quedamos los dos de siempre, ella y yo tomando Coca Colas en la facultad haciendo tiempo.

Una mañana tranquila, sosegada.. no había grandes variaciones.. y eso se agradecía. Pero la tarde si prometía sus cosas. Había programado un encuentro en Getafe con alguien especial, y ese alguien especial tenía mercancía especial (que cada cual piense lo que quiera pensar) así que sirvió para mayor conocimiento, trato y variedades con esa persona que bien valieron la pena. Aquí tampoco hubo grandes agitaciones pero había que estar algo más avispado si no se quería fallar.

En eso se puede resumir la tarde, donde volví a pasear por Getafe, mi antigua particular ciudad universitaria. Ya podíamos volver.. todo se andará...

viernes, 20 de febrero de 2009

Día 3: The F***ng Oasis

El grupo o la banda más sobrevalorada de la década de los 90, los dos hermanos que se lo tienen más creído, los más bordes, antipáticos, borrachuzos habidos y por haber, se quieren o se aman.. pues sí, son sólo algunos ejemplos. Oasis siempre ha dado que hablar guste a quien guste.. y a quien no también.

Pero señores, señoras.. a Alejandro le gusta Oasis. Su primer recuerdo de ellos quizá fuese cuando iba con su primo a jugar a la Super Nintendo al Street Fighter 2 y sonaba Wonderwall de fondo una y otra y otra vez..

Y poco a poco la cosa se fue afianzando.. aunque a pasos lentos, no se vayan a engañar, con alguna que otra decepción, con bajones de status de divinidad a algo más terrenal pero siempre algo elevado del propio suelo. Me gusta el Noel Gallagher en sus etapas íntimas cuando parece tocar en solitario en las canciones de The Masterplan o los momentos que siempre da cuando toca Don't look back in Anger; también Liam y sus peculiaridades porque todos llevamos a un hooligan dentro y este lo es las 24 horas del día (un dragón de Comodo le han llegado a tildar) y los secundarios Andy y Gem y el nuevo batera Chris, quien se ha reciclado después de haber tocado con Robbie Williams o los míticos La's.

Por eso madrugué, por eso me junté ya antes de ir con alguien que no conocía (y que valió la pena, vaya si valió ^^), por eso estuve en las primeras filas y disfruté; disfruté como un enano a mi salud; que al fin y al cabo, poco modestamente, es de las que más me importan..

Live forever!

miércoles, 18 de febrero de 2009

Día 2: Algo más de viaje, algo más de mierda, mucho más Madrid

Cuando a primera hora de la mañana, Alejandro contempló que el pasillo del autobús estaba cubierto con periódicos, se pensó lo peor. En su día, camino de la ciudad antagónica por excelencia a su urbe natal, un tipo con seria indisposición decidió echar el resto de lo que llevaba encima. Sí, desagradable, pero al fin y al cabo.. ¿para que nació este blog? Pues eso.. pero por suerte los diarios fueron retirados y al subir al autobús apenas había presencia de olor hostil.

 Eso fue lo más relevante del viaje, para que os hagáis una idea; eso y la falta de sonido de la radio que impidió a quien escribe percibir como Dios manda dos obras maestras como Hércules (la de dibujos animados) y Pretty Woman.

Así que tras un viaje de emociones que no llegan casi más allá del asco, se llega a Madrid, y mejor aún, a una de sus estaciones más desgastada, la estación de Méndez Álvaro, la estación sur. Un lugar bastante amplio con sandwicherias Rodilla como único elemento de glamour. Se desaloja todo lo que se tiene que desalojar y se acude a la primera de las muchas citas con el subsuelo.

Ese sí se mantiene intacto para lo bueno y para lo malo, pero decir a su favor, que era el único medio fiable que me iba a llevar a mi lugar de acogida, en el sur sur de Madrid, donde ya había estado la anterior vez y donde no hubo pocas polémicas por ello (novios con cierto grado de celosía fue el mal mayor). Y tras ingerir una serie de alimentos, un posterior intercambio de manos con una de esas gentes, llegó la primera cita con un Madrid más conocido por todos: una cita en la Plaza de Callao.

La Plaza de Callao siempre tiene incrustada una imagen: el enorme Fnac que posee, pero esta vez tocaba algo más importante, porque los reencuentros son siempre algo así y más si se trata de alguien que vale la pena y llevas un año sin ver, mi amiga Nuria. En mi breve estancia en la universidad madrileña fue con quien mejor amistad hice; para el recuerdo quedarán nuestros cánticos y posterior coreografía de "La vida es una tómbola" en las clases de francés por sólo citar un ejemplo.

Rubia y moreno se juntaban de nuevo, hablaron de infinidad de tonterías, se rieron de si mismos y sobre todo del mundo.. como en los viejos tiempos, hay cosas que nunca cambiarán. Y tras chocolate, café y algo de bollería industrial acordaron (sin sangre, todo sea dicho) que el próximo encuentro se produciría en menor tiempo, tampoco era tan difícil. Y se despidieron como era menester; el día de mañana iba a ser de lo más intenso para el autor, pero eso lo dejamos para mañana..

martes, 17 de febrero de 2009

Día 1: Del retorno de un viaje o la creación de este blog y su porqué



Madrid, Madrid, Madrid.. no hacía tanto que te visitaba, apenas un mes y medio pero volverte a ver siempre es grande. Se pongan como se pongan en el Mediterráneo o en cualquiera de los otros seis mares.. siempre quiere uno volver, siempre alguien con quien encontrarse, pero antes de meterme de lleno contigo, comencemos la verdadera historia del origen de esto...


La idea de un blog nació hace ya tiempo, pero la vagueza, mi incondicional compañera que va más pegada a mi más aún que los auriculares de mi reproductor musical (al cual obvio citar, para no hacer publicidad), la vagueza siempre se interponía. Hasta que un día, no hace mucho recibió el impulso de una amiga de redes (que espero que se haga madrina de esto) y fue entonces cuando vio que ese era el momento. Y que para tener de que hablar, ya desde el primer día, lo mejor era hacerlo tras ese viaje a Madrid, del que hablo ahora.

El miércoles día 11 Alejandro (para que sepáis al menos el nombre del autor), nombre heleno y de héroes donde los haya, madrugó más de lo normal. Si normalmente tiene problemas para conciliar el sueño ese día también y ese día se levantó pronto en referencia a lo que solía, a las 6 de la mañana para higienizarse un poco, ultimar cosas y escuchar la Cope en el taxi que acortaba mi camino hacía la estación de autobuses. 

Si pensáis que voy a gastar un párrafo en criticar la elección del taxista, equivocados estáis. La Cope es la radio de los taxistas (al menos los de Coruña) y con ella he tenido mi mejor día al volante en mi corta experiencia de aprendiz de conductor. Así que.. Jiménez Losantos es un tipo de cuestionable moral y más aún de porte, pero le echa ganas y eso a las horas que habla, más mérito tiene aún. Otro día llegarán las criticas, pero hoy no, que ni ganas hay.

Después de todo eso, llega el turno de subir al autobús. Un autobús, moderno, esbelto, seguro de si mismo, un auténtico Mercedes que sufre las consecuencias de viajar tan pronto viéndose casi vacío. Aunque decir a su favor que se comportó perfectamente, no dió grandes pataletas y a mi me dejó estirarme a gusto en sus asientos. Nunca me gustó la gente que te acompaña en los autobuses. Por norma general, independientemente de la edad, es gente que no sabe a donde va, o no parece saberlo y que cree ser amable cuando ya le gustaría.

Viajes aburridos siempre ha habido y siempre habrá pero al final se llega al destino, se llega a Madrid, se llega a la famosa capital. Y la llegada a la misma, trae consigo inolvidables hechos y conclusiones inexactas, pero de esas ya hablaré algo más tarde.