martes, 17 de febrero de 2009

Día 1: Del retorno de un viaje o la creación de este blog y su porqué



Madrid, Madrid, Madrid.. no hacía tanto que te visitaba, apenas un mes y medio pero volverte a ver siempre es grande. Se pongan como se pongan en el Mediterráneo o en cualquiera de los otros seis mares.. siempre quiere uno volver, siempre alguien con quien encontrarse, pero antes de meterme de lleno contigo, comencemos la verdadera historia del origen de esto...


La idea de un blog nació hace ya tiempo, pero la vagueza, mi incondicional compañera que va más pegada a mi más aún que los auriculares de mi reproductor musical (al cual obvio citar, para no hacer publicidad), la vagueza siempre se interponía. Hasta que un día, no hace mucho recibió el impulso de una amiga de redes (que espero que se haga madrina de esto) y fue entonces cuando vio que ese era el momento. Y que para tener de que hablar, ya desde el primer día, lo mejor era hacerlo tras ese viaje a Madrid, del que hablo ahora.

El miércoles día 11 Alejandro (para que sepáis al menos el nombre del autor), nombre heleno y de héroes donde los haya, madrugó más de lo normal. Si normalmente tiene problemas para conciliar el sueño ese día también y ese día se levantó pronto en referencia a lo que solía, a las 6 de la mañana para higienizarse un poco, ultimar cosas y escuchar la Cope en el taxi que acortaba mi camino hacía la estación de autobuses. 

Si pensáis que voy a gastar un párrafo en criticar la elección del taxista, equivocados estáis. La Cope es la radio de los taxistas (al menos los de Coruña) y con ella he tenido mi mejor día al volante en mi corta experiencia de aprendiz de conductor. Así que.. Jiménez Losantos es un tipo de cuestionable moral y más aún de porte, pero le echa ganas y eso a las horas que habla, más mérito tiene aún. Otro día llegarán las criticas, pero hoy no, que ni ganas hay.

Después de todo eso, llega el turno de subir al autobús. Un autobús, moderno, esbelto, seguro de si mismo, un auténtico Mercedes que sufre las consecuencias de viajar tan pronto viéndose casi vacío. Aunque decir a su favor que se comportó perfectamente, no dió grandes pataletas y a mi me dejó estirarme a gusto en sus asientos. Nunca me gustó la gente que te acompaña en los autobuses. Por norma general, independientemente de la edad, es gente que no sabe a donde va, o no parece saberlo y que cree ser amable cuando ya le gustaría.

Viajes aburridos siempre ha habido y siempre habrá pero al final se llega al destino, se llega a Madrid, se llega a la famosa capital. Y la llegada a la misma, trae consigo inolvidables hechos y conclusiones inexactas, pero de esas ya hablaré algo más tarde.

2 comentarios:

  1. Siempre he tenido la sensación de que mis viajes eran una copia barata baratísima de "El Día de la Marmota"...

    Es un placer leerle también por aquí, caballero.

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  2. Leer la Vale no era la causa de ese roce...Ejem...Y hasta aquí puedo leer...

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